EL VALOR INFINITO DEL AGRADECIMIENTO
La joya sagrada que encierra el “agradecimiento” es que nos ofrece una manera de alcanzar un equilibrio entre tomar y dar.
El que da las gracias reconoce:
“Tú das, independientemente de si yo en algún momento podré pagártelo, y lo tomo de ti como un regalo”
Y quien acepta el agradecimiento, dice:
“Tu amor y el reconocimiento de aquello que doy me valen más que todo lo demás que aún puedas hacer por mí”
Así, al dar las gracias, no sólo nos afirmamos mutuamente con aquello que damos, sino también con aquello que significamos el uno para el otro.
Bert Hellinger
Os ilustraré sobre ello con una pequeña historia:
Un grupo de amigos tuvieron que marchar a la guerra juntos; vivieron peligros indecibles y dos de ellos volvieron ilesos. Pero uno se había tornado muy callado: la vivencia más importante para él había sido la salvación. A partir de ese momento, toda su vida posterior le parecía un regalo. El otro, sin embargo, muchas veces se encontraba con los amigos, presumía de sus proezas y de los peligros de los que se había salvado. Era como si hubiera vivido todo aquello en vano.