¿Por qué está deprimida mamá?
La psicóloga Raquel Tomé comparte y traduce para el #BlogEscueladePsicología el artículo “What´s mum got to be depressed about?“, de Bruce Turner, publicado en la revista Psychology Today.
El emocionante testimonio de Bruce, un joven inglés de 20 años, nos cuenta en primera persona lo que significó para él la dolorosa enfermedad de su madre. Gracias a su relato, Bruce nos ayuda a empatizar con la difícil situación familiar por la que atravesó para poder comprender lo que representa convivir durante la infancia y la adolescencia con una situación donde “mamá ya no es mamá”. El encuentro doloroso con la enfermedad, sus consecuencias devastadoras y la fuerza poderosa de la aceptación.
Al mismo tiempo, Bruce nos trasmite su enorme esperanza por la recuperación de su madre que se nutre de una valiente lucha por entender, por crecer en comprensión de la idiosincrasia de la enfermedad que sufre su madre y generosamente ofrecer su amor, su apoyo incondicional ante sus crisis y cómo luchar con los atenazantes miedos durante los periodos de remisión a lo largo del proceso de restablecimiento.
LO QUE SIGNIFICÓ PARA MÍ CONVIVIR CON LA DEPRESIÓN DE MI MADRE
La madre de Bruce Turner, Tina, fue diagnosticada de depresión en 1990 y hospitalizada numerosas veces a lo largo de su infancia. Ahora, ya con 20 años, él todavía lucha por aceptar y comprender su condición psíquica.
Si tú te encontraras con mi madre pensarías que es el alma de la fiesta, segura de sí misma, rebosante de vitalidad y de carisma. Sin embargo, es depresiva y cuando la depresión golpea se desvanecen todas esas cualidades. En estos momentos aparece una mujer frágil, asustadiza y siempre en contacto con la peor parte de las situaciones y su capacidad para amar y mostrar compasión desaparecen. Se encierra en sí misma y no sale de la cama ni habla con nadie durante semanas. Si alguien llamara a su puerta y le dijera que ha ganado la lotería o que uno de sus hijos ha muerto en un accidente de tráfico su ausencia de reacción sería la misma.
He estado conviviendo con esta enfermedad mental toda mi vida y todavía vivo con mis padres en Wilmslow localidad cercana a Manchester, aún pienso en ello.
Tenía 9 años la primera vez que me vi afectado por la depresión de mi madre. Por aquel entonces todo el mundo nos lo ocultó bastante bien, tanto a mí, como a mi hermana gemela Millie y a mi hermano pequeño Jack.
Mamá fue ingresada en el hospital. Mi papá nos dijo que ella estaba malita pero por aquel entonces no entendíamos lo que estaba pasando. El rompió en llanto, lo cual nos asustó y cuando mamá regresó nos dijo que intentáramos no molestarla.
Ella parecía diferente y también actuaba de manera distinta. Normalmente mamá era una mujer muy estilosa y por aquel entonces parecía una larga sombra de sí misma mientras pasaba el día en pijama en su cama. Mi madre me confesó que por aquel entonces tenía que hacer un gran esfuerzo para poder incluso ir al baño. Fue todo un “shock” verla tan ausente, estaba aterrorizada de la gente que más quería. Cuando los tres niños reíamos ella se asustaba muchísimo y sólo cuando dormía sus demonios desparecían por lo que anhelaba no despertarse jamás.
Como niño que era, solíamos ir todos los viernes a un club juvenil. Mi madre nunca nos llevaba porque no se encontraba bien así que íbamos con otros amigos. Un viernes por la noche, después de que ella recibiera el alta hospitalaria nos vino a recoger. Fue increíble. La miré y pensé que todo volvería a la normalidad pero este episodio fue solo el principio de su recuperación.
Ella nos confesó que temía recogernos y que aquella noche tuvo que armarse de todo su valor para lograrlo. Mientras crecíamos nuestros abuelos mantuvieron la vida familiar lo más normal posible. Millie juega ahora al fútbol para el Club Femenino de Bristol y mi hermano pequeño Jack de 18 años es el portero de los Bolton Wanderers. A pesar de todo lo que sucedía, nunca perdieron una sesión de sus entrenamientos. Mi madre llegó a decirme que si ella hubiera pensado que su enfermedad estuviera afectando de alguna manera a sus hijos eso habría hecho su situación mucho más penosa.
Mi madre tuvo largos periodos de remisión, pero cuando tenía 16 años tuvo de nuevo una recaída y para mí fue muy difícil lidiar de nuevo con esta situación. Conocía lo que se avecinaba pero al saberlo, me preocupaba cada vez más y me daba miedo que otras personas no lo comprendieran. Así que hice de tripas corazón y cada vez que alguien me preguntaba por ella decía que estaba “bien” y que tenía una enfermedad física. A esa edad encontraba difícil entender la situación y me sentía enfadado.
Ella fue hospitalizada una y otra vez, todo estaba relacionado con no ser capaz de ver algo que físicamente no funcionaba lo cual me hacía cuestionar si eso sería así. Pensaba: ¿Qué razón tiene mamá para estar deprimida? Vive en una bonita casa, tiene una familia estupenda y una situación financiera estable. No entendía como “estar triste” podía ser una enfermedad y hacía comentarios frívolos acerca de que ella debía simplemente “juntar las piezas sueltas”.
Las claves para entender la depresión de mi madre me eran de difícil comprensión. Ella perdió a ciertos familiares muy cercanos lo cual la afectó muchísimo, pero lo que desencadenó el mayor episodio fue la visualización de la película Ray, que trataba del músico ciego de blus Ray Charles. Parece increíble, pero ella nos dijo que la afectó enormemente, que fue algo que rompió su corazón y la puso al borde del suicidio.
El dolor causado por la depresión dentro de una familia es tremendo, pero también nos hizo ser una piña entre nosotros. Me enseñó a apreciar cada oportunidad aunque vivía con la preocupación constante de que podía sufrir otra recaída en cualquier momento. Mi madre, que en la actualidad cuenta con 49 años de edad, está bien y esperamos dure lo máximo posible y que nunca jamás vuelva a recaer.
La rápida desaparición de la persona que quieres puede ser muy doloroso y frustrante. Son ellos quienes luchan en su guerra y no hay nada que puedas hacer. Pienso en el estigma que rodea a la enfermedad mental y la necesidad de que sea considerada igual que una enfermedad física. La ignorancia no puede ser aceptable para una enfermedad en la que el suicidio puede ser el último trauma.
Si la depresión afecta a alguien debes rodearles de amor, valorar la lucha por la que atraviesan. Envíales una carta que ponga: “estarás bien pronto”, para que sepa que habita en tus más cariñosos pensamientos.