EL PODER DE LA CONCIENCIA: LO QUE ES, ES.
El fin último del budismo es la visión clara de la realidad: ver las cosas como son, y eso se adquiere por medio de la concentración.
Los budistas consideran que vivir sin conciencia de lo que vivo viene a ser como no vivir. La concentración ayuda a enfocar a atención y a saber lo que estamos haciendo. Para armonizar nuestro cuerpo y nuestra mente debemos comenzar a ser conscientes de lo que hacemos, de lo que decimos, de lo que pensamos, es resistirnos a vernos invadidos por el medio y por las percepciones erróneas.
Cuando la lámpara de la conciencia está encendida, todo nuestro ser resplandece y también se iluminan cada uno de nuestros pensamientos y nuestras emociones. Se recupera la confianza en uno mismo, y las tinieblas de la ilusión ya no pueden invadirnos.
Te lavas las manos, te vistes, haces las cosas cotidianas como antes pero ahora eres consciente de todos tus actos, palabras y pensamientos.
Thich Nhat Hanh, “Las claves del Zen”