Autocrítica constructiva

Autocrítica constructiva

El día decaía y las sombras cerradas de la noche se cernían alrededor de la habitación de Marta. Horas fatídicas donde las tensiones psíquicas agazapadas en la enredadera del frenesí del día emergían al frescor de la noche cual murciélagos ávidos de sangre y herían el silencio pastoso con chillidos agudos. Marta sentía entonces que su corazón se encogía y su energía vital se debilitaba ante el martilleo insistente de la última discusión con su madre. El tono cruel y las palabras duras aparecían recortadas en un primer plano. La dolorosa toma de conciencia del encontronazo, era azuzada por el látigo de los pensamientos: “otra vez reaccioné igual”, “otra vez he hecho lo mismo”, “otra vez he caído en ese patrón automático de comportamiento”… Poco a poco y casi sin querer, Marta se hundía lentamente en las aguas negras de robustos sentimientos de culpa, de impotencia y de depresión. Necesitaba urgentemente una cuerda salvadora que la ayudara a salir del pozo negro de tantos pensamientos negativos y sortear los sentimientos lacerantes de dolor e impotencia.

Entiendo que una de las cosas más importantes de la vida es desarrollar en una persona un sentido crítico orientado hacia la trasformación interior y hacia el cambio constructivo. Una de las trampas más terribles es la emergencia, en ciertas personas, de sentimientos de culpa autodestructivos dirigidos contra uno mismo que, en ocasiones, muestran su cara más amarga con conductas autolesivas que buscan, paradójicamente, aliviar el malestar psíquico que despiertan ciertas situaciones.

Cuando estos procesos están muy enquistados en el universo emocional de un individuo resulta urgente y vital comenzar una Psicoterapia para ayudarle a emerger del pozo de esas situaciones dañinas y autodestructivas.

Les propongo desde aquí un sencillo y poderoso ejercicio que les ayude a ampliar la perspectiva con la que encaran ciertas dificultades….

Ejercicio orientado a ampliar tu perspectiva y procurar alcanzar cierto grado de serenidad frente a un acontecimiento desbordante:
Observación en silencio. Relájate y respira hondo.
Acompaña la inspiración con el pensamiento: “Yo no soy esta situación”
Al expulsar el aire piensa: “Me separo de ella y tranquilizo mi mente”.
De nuevo dirígete a ti mismo y piensa: “Nada es permanente, todo pasará”.
Interioriza este mensaje.



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