Acudir a un psicólogo por primera vez no es una tarea tan sencilla como podría parecernos a simple vista. Muchas personas pasan internamente por procesos difíciles y pueden verse asaltados por numerosas dudas respecto a solicitar ayuda a un psicólogo profesional.
Es interesante conocer cuáles suelen ser las preguntas y los pensamientos que antes de acudir a un psicólogo profesional uno suele hacerse a sí mismo y que nos desvelan las inquietudes que con más frecuencia se repiten. Asimismo veremos cómo ayudarle a sortearlas para no cronificar los problemas y evitar un malestar emocional innecesario.
1- Dudas sobre la gravedad del problema
Cuando los síntomas de una enfermedad y el sufrimiento psicológico asociado causan un deterioro físico, laboral y social significativo es el momento de planteárselo seriamente. Es muy importante acudir lo antes posible a un psicólogo para no agravar la situación y que a la larga sea mucho más difícil erradicar el problema y mejorar su estado anímico.
2- Otras personas han pasado por lo mismo y han salido adelante
En este sentido cabría decir que con frecuencia nos encontramos con personas que se exigen por encima de sus límites y sus posibilidades reales. Para ellos acudir a un psicólogo puede llegar a despertar sentimientos de vergüenza o humillación por no poder solos. Con el fin de calmar su malestar les diríamos que puede resultarles conveniente y útil conocer que los recursos individuales de afrontamiento son variables entre las diferentes personas e incluso en una misma persona en diferentes momentos.
El grado de vulnerabilidad emocional y de fortaleza psíquica es el resultado de la interacción entre un conjunto de elementos como la predisposición genética y los factores ambientales (crianza, acontecimientos vitales estresantes, circunstancias laborales, familiares, sentimentales, etc). Ambos, factores biológicos y ambientales, se hallan en permanente interacción y su resultado final varía. Esto nos permite comprender por qué una persona enferma y otra no, o por qué un individuo lo hace en un momento determinado y no en otro. Un psicólogo puede ayudarle a comprender de forma más profunda qué le pasa en ese momento y a activar aquellas aspectos de su psiquismo que le ayuden a recuperar la salud.
3- Nadie me puede ayudar
Muchas personas piensan que lo que ellos no puedan hacer por sí mismos, nadie podrá hacerlo. En parte es cierto y en parte no. Hay problemas que no son una cuestión de voluntad, querer no siempre es poder. Para llegar a este acto de voluntad primero hay que descubrir qué le pasa a uno e identificar aquellos elementos que contribuyen a recuperar la salud y el bienestar emocional. Existen fuerzas psíquicas inconscientes que el profesional ayuda a desvelar para poder tratarlos y que el propio paciente trabaje a su favor.
4- El tiempo lo cura todo
Esta es una de las falacias más extendidas y que está más arraigada está en el sentir popular. El tiempo no cura el dolor emocional. Es lo que cada uno hace durante el mismo lo que ayuda a que los sentimientos dolorosos que en un momento vital resultan ingobernables puedan elaborarse y transformarse en experiencias constructivas.
5- Miedo a la estigmatización social
Si bien en nuestra sociedad actual la figura del psicólogo cada vez resulta más familiar al hallarse presente en contextos escolares, laborales y clínicos también es verdad que acudir a un experto despierta temores hacia el qué dirán al ser descubiertos o a que esta información conlleve el rechazo social al quedar fácilmente etiquetados como “locos” o “débiles mentales” o incluso a que lo usen como arma arrojadiza ante los demás.
Sin embargo, a estas personas les diríamos que si bien la sociedad tiene una asignatura pendiente respecto a normalizar y comprender mejor lo que acudir a un psicólogo significa, ellos han de saber que no siempre los demás van a comprender nuestras razones. Acudir a un profesional evidencia dos cosas esenciales. La primera es que se puede pedir ayuda y que se tiene el suficiente grado de conciencia para saber que se padece un malestar emocional que te hace sufrir, y la segunda que se ha decidido valientemente usar todos los recursos disponibles para solucionarlo. El psicólogo es uno de ellos.
6- Miedo al cambio
Por último nos gustaría mencionar a aquellas personas que saben a ciencia cierta que tienen un problema. Hallamos en estas personas más dificultades y temores para comprometerse con sus cambios personales, que conllevarían a acabar con su malestar.
No podemos mejorar sin cambiar, de lo que se trata es de saber cuál es el precio que pagamos si no lo hacemos y vislumbrar el beneficio que nos reportaría a nuestra vida. Una vida con menos sufrimiento o, al menos, un sufrimiento más soportable.