¿CÓMO RECONOZCO SI ESTOY ESTRESADO/A?
Laura había regresado de sus vacaciones de Semana Santa con él ánimo fortalecido. Diría que de nuevo se sentía “ella misma” y reconocía con interna satisfacción la incipiente ilusión por las cosas que siempre la habían gustado, el alegre deseo recuperado por disfrutar de las cosas brotaba de nuevo en su interior. La apatía de los días postreros parecía haber quedado atrás.
Pero, ¿qué la había ocurrido para llegar a ser una sombra de sí misma?
Laura rememoró con inquietud cómo en los últimos meses se sentía enormemente fatigada, el vigor y la energía existían sólo al principio de la jornada laboral para luego desaparecer. Con facilidad se sorprendía saltando por cosas nimias, irritable y carente de cualquier ápice de paciencia. Parecía el demonio de Tasmania reencarnado. Verse a sí misma reflejada de esta manera le hacía sentirse muy culpable y entristecida. Además, últimamente sentía unas punzadas en el pecho y una constante sensación de ahogo, llegaba a resultarla difícil organizar y priorizar la larga lista de tareas a realizar. Por todo ello, la embargaba un sentimiento de inutilidad y de resultar ser escasamente eficaz. Un desastre, ¡vamos!, pensaba.
La mañana del lunes al regreso de sus vacaciones, la asaltó por primera vez el intenso miedo de volver a las andada. Al pensarlo las lágrimas anegaron sus ojos. Decidió tomar un reconfortante té que la ayudase a recomponerse. De repente el pequeño espacio del office fue alumbrado por la sonrisa de su buena amiga Carolina quien con esa alegría suya tan característica que lo inundaba todo, aligeraba el peso de cualquier tristeza. Carolina vio su semblante desencajado y la preguntó preocupada qué la sucedía. Entonces Laura, sin saber cómo, explotó y la contó a borbotones sus hondos temores y lo agobiada que se sentía durante los últimos tiempos.
Carolina cariñosamente procuró tranquilizarla y normalizar lo que le pasaba, le reveló que hacía ya un tiempo ella caminó también por un mundo de sombras. Le sucedió algo parecido y la respuesta la descubrió después de acudir a una terapia: estaba estresada y a duras penas se daba cuenta de ello. Descubrió por aquel entonces que el estrés afecta de manera singular a cada persona y que se manifiesta de forma muy diferente.
A veces se expresa a través de variados síntomas físicos tales como:
- Respiración jadeante
- Sequedad de boca y de garganta
- Manos húmedas
- Acaloramiento
- Tensión muscular
- Indigestión
- Diarrea
- Estreñimiento
- Agotamiento indebido
- Jaquecas
- Contracciones nerviosas
- Desasosiego
También pueden aparecer síntomas en la esfera de la conducta, por ejemplo:
- Hallarse inquieto, temeroso, desasosegado
- Irritado con otros
- Incomprendido
- Inútil
- Incapaz de actuar, bloqueado
- Inquieto
- Sentirse un fracaso
- Desmotivado
- Carente de atractivo
En la esfera del trabajo hay una serie de señales de alerta como son:
- Satisfacción menor por el empleo
- Reducción del rendimiento laboral
- Pérdida de vitalidad y energía
- Ruptura de la comunicación
- Defectuosa adopción de decisiones
- Mengua de la creatividad y de la innovación
- Concentración en tareas improductivas.
Cuando Carolina le relató cariñosamente su experiencia, puso nombre a sus demonios internos y éstos no parecieron entonces tan amenazantes y monstruosos. Laura sufría “estrés”. Para ella resultó ser una revelación gigantesca porque nunca imagino que, a ella, una persona que siempre se había jactado ante los demás de que “aguantaba lo que la echaran”, le pudiera suceder algo así. Pero tras el pequeño cuestionario que Carolina la pasó:
– A ver, Laura – la dijo amablemente- te pasa que no aguantas nada… te pasa que estás irritable todo el día, que te cuesta organizarte…
Laura pensó asombrada que no podía ser posible, que parecía que alguien lo hubiera redactado pensando en ella. Sólo entonces pudo reconocer ante sí misma que últimamente andaba desconectada y que quizás la enorme carga de trabajo prolongado durante un largo periodo de tiempo la estaba pasando una factura peligrosa.
Decidió entonces que si de verdad quería ser honesta y abandonar definitivamente esta situación límite tenía que tomar una decisión firme y ponerse manos a la obra. Buscar ayuda profesional era una decisión imprescindible para revertir su actual situación emocional.
Después de transitar por un oscuro camino, Laura por fin supo por dónde comenzar.